POR Y PARA EL ESTILISMO: ADOLFO RODRÍGUEZ

Viernes por la tarde, sobre las 19:45, el prestigioso Hairstylist Adolfo Rodríguez me recibe en su salón de belleza situado en mi pueblo natal, Luanco. Conduciéndome a la parte superior para tener algo más de intimidad, se nos hace algo rara la situación teniendo en cuenta nuestra cercanía por ser el encargado de poner mi cabello a punto, además de ser el jefe de mi madre. Tras unos minutos colocando la grabadora del Ipad de manera que los secadores de fondo no entorpecieran, me dispongo a comenzar con mi tarea.
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¿A qué edad se decidió por esta profesión? – empiezo
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A partir de los 16 ya quería ser peluquero, pero mi madre al principio
no quería. Los profesores le decían que tenía un alto nivel intelectual y que
era bueno para una carrera, así que hasta los 18 no pude empezar
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¿Por algún referente?
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No, siempre me gustó mucho el mundo de la moda y de la decoración, pero
cuando me puse a valorar vi que la peluquería era mucho más fácil y rápido a la
hora de empezar a trabajar.
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Antes, ¿tenía algún otro tipo de aspiraciones?
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Desde pequeño he cantado en coros y siempre me gustó mucho la música,
pero me frenaba que a pesar de gustarme no me veía capaz de subirme a un
escenario yo solo y cantar – me confiesa con un aire
nostálgico.
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¿Se ha llegado a arrepentir alguna vez de haber escogido esta rama?
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Nunca, jamás – declara sin dudar ni un
segundo.
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Hoy en día la gente suele asociar la peluquería como un trabajo
mediocre al alcance de cualquiera, ¿podría explicar brevemente qué estudios ha
cursado para conseguir llegar a ser quien es hoy en día?
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Realmente tampoco es tan falsa esa explicación, todo está en las
aspiraciones que cada uno tenga. Cuando empecé en este mundo no me quise
conformar con ser un peluquero más. Lo primero que añadí a mi curriculum fue
una titulación de Hairstylist en Londres, que consiste un poco en enfocar el
pelo al estilo de la persona. Después hice dos cursos técnicos de Hair
Colorista en Alemania, puesto que lo que te enseñan en las academias de
peluquería es muy básico. Más adelante, cuando me contrataron para esta
empresa, hice el curso de Técnico. Esto sirve para enfocar el mundo de la
peluquería al comportamiento químico de todos los productos para el cabello que
utilizamos – explica- Luego, más bien por gusto, hice los cursos de Coaching y de Personal
Shopper, para enfocarme un poco más en la moda. Y bueno, por último, hice el de
Representante de empresa y el de Tricología. Este último consiste en la unión
de la medicina con el comportamiento del cabello y con la forma de ser de la
persona – especifica ante mi confusión.
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Sí, por lo que veo está muy preparado – digo entre risas - ¿Hay algo
hasta el día de hoy que haya querido hacer y no haya podido?
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Mi mayor vergüenza es no saber idiomas. Controlo algo de francés pero a
nivel muy básico, y de inglés no tengo ni idea. Ahora que soy director técnico
internacional, cuando voy a reuniones siempre soy el único que lleva a un
traductor.
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¿Qué es lo que más le gusta? ¿y lo que menos?
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Lo que más me gusta es que mis clientes confíen en mí hasta tal punto
de tenerme en cuenta incluso para momentos importantes de su vida, que me vean
como una persona importante en su vida, no solamente como la persona que les
corta el pelo. Lo que menos es la mala educación que tiene mucha gente a la
hora de tratar con mis trabajadores.
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¿Cuál ha sido su mayor logro?
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Sin ninguna duda ser director técnico internacional, ya que solo hay
uno en España, y el reconocimiento que sé que tengo a nivel nacional.
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¿Cuál ha sido su mejor experiencia en el mundo del estilismo?
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Cuando nos escogieron en Londres como el mejor equipo artístico en elegancia.
Fue además la primera vez que conseguí hacer algo por mí mismo. Hasta el
momento había trabajado en un equipo que dirigía otra persona, y este equipo lo
dirigía yo.
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A parte
de su negocio actual aquí en Luanco, ¿tiene o ha tenido más?
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Si, tuve otro salón en Gijón, pero lo tuve que cerrar cuando empecé a
trabajar como director técnico internacional. No podía llevar a cabo el trabajo
aquí, en Gijón y además dirigir a un equipo internacionalmente, me vi en la
obligación de decidir.
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¿Cuál es su siguiente meta en la vida?
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Tengo un proyecto en mente que a pesar de ser muy difícil de conseguir
me encantaría poder llevar a cabo. Consiste en un salón enorme en el que se
realicen diferentes formas de peluquería con atenciones diferenciadas; una zona
para gente joven, otra para caballeros, otra para señoras. Además contaría con
una zona de música, bebida, prensa.. También tendría una zona en la que poder
dedicarse a una persona al 100%, no solamente peinándola, sino también
maquillándola, vistiéndola, aconsejándola, ya sabes a lo que me refiero.. – me confesó con un brillo peculiar en los ojos.
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Ahora para dar algún consejo profesional, ¿cuál cree que son las claves
para tener y mantener el pelo sano?
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Primero alimentación, fundamental, el cabello es la parte del cuerpo
que primero sufre la falta de alimentación. La segunda y más difícil es el
ritmo de vida que llevamos, qué nivel de estrés tenemos y cuánto descansamos.
Lo ideal son 8 horas para dormir, 8
horas para trabajar y 8 horas para descansar, es decir, no hacer nada que te
agobie. Como algo secundario estaría el utilizar mejores o peores productos.
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A la hora de hacer un trabajo estilístico, como por ejemplo un corte o
un trabajo de color, si le piden que les haga lo que más les favorezca, ¿en qué
aspectos se basa para decidirlo?
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Para el color me baso principalmente en el tono de la piel y para el
corte en la forma de la cara, pero claro aparte de eso también me tengo que
fijar en la parte psicológica del cliente, tengo que entender las necesidades
que tiene.
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¿Considera
que la forma en que una persona lleva el pelo define su estilo o personalidad
de algún modo?
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No, para nada, muchas veces el pelo y la ropa pueden funcionar como
identidad, como ocultación o como proyecto de lo que quieres llegar a ser.
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Y para finalizar, ¿está cansado de trabajar en esto después de tanto
tiempo o le sigue llenando tanto como al principio?
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No, no me llena tanto al principio. La peluquería me encanta, lo que me
cansa es tener que estar continuamente
peleando y luchando para conseguir que la gente valore el trabajo que hago.
Tras una larga pero
entretenida charla nos despedimos con el mejor de los abrazos agradeciéndole el
tiempo invertido e invitándole a leer el resultado final del trabajo.
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